¿Qué te inspiró a estudiar Derecho y por qué elegiste la Universidad Anáhuac Veracruz?
Creo que fue una combinación de muchos factores. En primer lugar, siempre me gustaron mucho las ciencias sociales; desde la prepa, tenía claro que era mi área de interés. Conforme fui avanzando, me di cuenta de que también me llamaban la atención temas como la política, la historia e incluso la filosofía. Cuando llegué al último año de prepa y empecé a reflexionar sobre qué carrera elegir, buscaba algo que se alineara con mis intereses pero que también me ofreciera una amplia gama de oportunidades para el futuro. Ahí fue cuando me incliné por el derecho.
Ahora, ¿por qué la Universidad Anáhuac? Bueno, mi hermano, cuatro años mayor que yo, estudió ahí comunicación, así que ya estaba familiarizada con la universidad. Entonces pensé: “Okay, ¿por qué no entrar ahí?”. Además, sabía que la Anáhuac tenía programas de intercambio e incluso la opción de terminar la carrera en otro campus, lo que me parecía interesante porque me daba muchas posibilidades según lo que quisiera en el futuro.
Durante tu licenciatura, ¿hubo alguna experiencia o materia que despertara tu interés por el Derecho Internacional?
Desde que inicié la carrera y vi el plan de estudios, supe que existía algo llamado derecho internacional, y desde ese momento me llamó mucho la atención. Como siempre me ha gustado aprender idiomas, entonces mi lógica fue que esa rama del derecho me daría la posibilidad de trabajar en otros idiomas.
Luego, cuando llevé Constitucional con el profesor Eduardo, me di cuenta de que los temas de derechos humanos y el Estado de Derecho me interesaban mucho. Más adelante, cursé Amparo con el Dr. Juan Manuel Herrera. Me gustaba mucho la materia, pero no estaba segura de sí me veía trabajando en el Poder Judicial.
Finalmente, cuando tomé Derecho Internacional con la Dra. Quiroga, tuve la confirmación de que era justo lo que esperaba. Me encantó tanto que incluso hice mi tesina con ella. Así que, al final, siento que todo se fue alineando de manera natural.
Tu trayectoria académica es impresionante: obtuviste el Premio CENEVAL EGEL a la Excelencia, hablas tres idiomas y tienes dos másteres en instituciones internacionales. ¿Cómo ha influido esta formación internacional en tu trabajo actual?
La verdad, creo que ha sido la base de todo. Para empezar, los idiomas han sido fundamentales. Sin ellos, no habría podido salir de México para estudiar en otros países. Por ejemplo, cuando fui a España, aunque el idioma principal era el español, muchas cosas en el máster eran en inglés. Luego, cuando me fui a Francia, el hecho de ya hablar francés hizo toda la diferencia. Además, tener claro desde el principio que quería enfocarme en Derecho Internacional me ayudó a buscar y aprovechar esas oportunidades.
¿Cómo fue tu ingreso a la Corte Penal Internacional? ¿De qué manera surgió el contacto?
Todo surgió mientras hacía el Máster en Derecho Internacional en la Universidad Complutense de Madrid. Mi profesor de Derecho Internacional de los Derechos Humanos, quien también dirigía mi tesis en ese momento, llevó a la clase a una exalumna del máster. Ella estaba haciendo el doctorado en la universidad y trabajaba en la corte. Nos habló sobre la posibilidad de continuar con el doctorado, recomendándolo mucho, pero también sobre la opción de trabajar en la corte. Nos invitó a intentarlo, aunque en ese momento estas oportunidades suelen parecer muy lejanas especialmente para quienes no somos de Europa o Estados Unidos. Recuerdo que ella mencionó que era de Colombia, y enfatizó que a veces creemos que estos espacios no están abiertos para nosotros, cuando en realidad sí hay vacantes y vale la pena aplicar.
Más adelante, cuando me fui a hacer el Máster de Derecho Internacional Público en la Université de Strasbourg y empecé a buscar oportunidades laborales en mi área, recordé su historia. La contacté, investigué más sobre el proceso y decidí postularme. Apliqué y, aunque tomó tiempo porque deben realizar un backgroung check, finalmente se dio.
¿Cuáles son tus principales responsabilidades? ¿Qué tipo de casos y situaciones enfrentas día a día?
Actualmente, estoy en el área legal de la Sección de Participación y Reparación de Víctimas, que pertenece al órgano de la Secretaría de la Corte.
Mi trabajo consiste en recibir y analizar formularios de víctimas que han sufrido alguno de los crímenes que investiga la Corte, como crímenes contra la humanidad, crimen de agresión o genocidio. Dependiendo del caso al que me asignen, mi labor es determinar si una persona califica para participar en el proceso o recibir algún tipo de reparación.
Para ello, evaluamos distintos criterios, como la ubicación geográfica, el periodo en el que ocurrieron los hechos y la naturaleza del caso en cuestión. Además, es fundamental mantener una comunicación constante con los equipos que trabajan en el terreno, ya que, aunque la Corte tiene su sede en La Haya, Países Bajos los casos ocurren en distintas partes del mundo. El trabajo es muy variado. A veces implica un análisis jurídico detallado de los formularios, pero en otras ocasiones incluye traducir documentos, analizar información adicional o incluso contactar a ciertas víctimas. Lo que más valoro es que no se trata solo de un ejercicio legal; es un trabajo en el que realmente puedes ver el impacto directo en la vida de las personas. Cada expediente representa la historia de alguien que ha sufrido, y saber que tu labor puede influir en su proceso de reparación hace que todo tenga un significado mucho más profundo.
¿Qué retos enfrenta tu industria actualmente y cómo piensas superarlos?
Creo que uno de los mayores retos es que, en muchos casos, las personas juzgadas son altos funcionarios. Esto implica que, si los Estados no quieren cooperar, el trabajo se vuelve mucho más difícil. Pueden restringir el acceso a información, ignorar órdenes de aprehensión o incluso prolongar la ejecución de una sentencia durante años. Como consecuencia, la reparación para las víctimas también puede tardar mucho tiempo en llegar.
Además, al tratarse de un organismo internacional, la Corte depende del presupuesto que aportan los Estados. Aunque su misión es ser independiente e imparcial, en la práctica puede verse afectada por dinámicas políticas y el contexto global. Esto puede generar cierta inestabilidad en su funcionamiento y en la implementación de sus resoluciones.
¿Te gustaría compartir algún consejo para nuestra comunidad Anáhuac?
Me gustaría decirles que busquen hacer algo que realmente les apasione. Dentro de eso, que se fijen metas poco a poco y se esfuercen por alcanzarlas. Y, algo fundamental: que aprendan idiomas.